La miel tiene una característica universal, común a todas sus variedades: es dulce. Todo el mundo reconoce en este alimento su cualidad por excelencia. De hecho, por algo llamamos a uno de los momentos más dulces de nuestra vida “luna de miel”. Pero, lo que no todo el mundo sabe es que, en función del tipo que sea, sus notas pueden conferir a este néctar un gusto amargo, ácido o incluso darle más dulzor aún. Este último caso es el de la miel de roble, auténtica predilección de los golosos más empedernidos. ¿Aún no la has probado? No te preocupes, te contamos todo lo que tienes que saber de ella.

 

¿De dónde procede la miel de roble?

Es posible que de entrada la respuesta a esta pregunta sea: “Pues del roble, ¡está claro!”, pero no es tan sencillo como parece. Existen dos tipos de mieles, en función de la procedencia del néctar con el que las abejas la elaboran. Por un lado están las florales, que son aquellas que se asocian comúnmente con la miel. Las abejas se posan en las flores y de ellas extraen la sustancia con la que producirán el delicioso alimento. 

Y, por otro lado, está el mielato o miel de melada. A este tipo, menos conocido por el gran público, es al que pertenece la variedad de roble. Para elaborarla, las abejas utilizan la salvia y las secreciones azucaradas que otros insectos dejan al realizar picaduras en las hojas de los árboles o arbustos. En estos casos, la época de cosecha suele ser diferente a las mieles con origen floral. Principalmente se realiza durante los meses de agosto y septiembre. Como ocurre con la miel que procede de las flores, las abejas producirán variedades en función de la zona boscosa en la que se encuentren las colmenas.

 

Un sabor dulce y malteado

Si hay una característica que diferencia claramente a la miel de roble del resto de variedades es su sabor dulce y malteado. El malteado es un proceso al que se someten los granos de cereal y que, además de en cerveza, se utiliza en repostería debido a la dulzura que tiene. Aunque en nuestro país no es muy común, en Estados Unidos es un clásico, siendo tan típico pedir un batido como “una malteada”. Una de las bebidas clásicas es la leche malteada, conocida a este lado del Atlántico como leche merengada.

Teniendo esa clave en mente, seguro que ahora ya puedes hacerte a la idea de a qué nos referimos cuando decimos que la miel de roble es la predilecta de los más golosos que, no solo quieren miel, quieren la miel más dulce. A esas notas en boca se suma su aroma, intenso y persistente con notas florales. ¿El resultado? Una variedad perfecta para endulzar bebidas calientes como sustitutivo del azúcar blanco y para recetas de postres, pero también como contrapunto en platos y alimentos salados y ahumados. Si te gusta aliñar tus ensaladas con vinagreta de miel y mostaza, prueba a hacerla con la variedad de roble y no volverás a utilizar otra, ¡te encantará!

¿Tu punto débil es el dulce o al leer nuestro post te ha venido a la mente esa persona tan golosa a la que quieres? No esperes más y prueba nuestra miel de roble, elaborada de manera 100% natural en los bosques asturianos.

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